viernes, noviembre 20

Diadema pagana

Decía un autor de pequeño, muy pequeño él, que a su madre le desagrada la función de Martín, su esposo, pues su despótica figura actual no era de la cual ella se enamoró cuando juntos deslumbraban el plató donde eran reconocidos entre retumbes y graves sonidos.

Nos recibe en su oficina, contigua a la sala de reuniones. Pasé por delante de los demás miembros del directorio de una empresa pública. El inmobiliario, que guarda los sigilos que derrocarían su poder, tiene mejor espíritu que aquellos ilusos que sueñan ser inalcanzables por tener resguardo y subalternos a disposición.

La niña que atendió mi llamada odia la burocracia y las malditas moneditas de chocolate falsas. Así le llama, esta amante de los juguetes que carecen de una extremidad, a las relaciones que te regocijan de supremacía ante los demás.

"Vara pagana" fustiga el señor que porta unos anteojos azulados, haciéndome recordar al mercader veneciano que se suicidó porque su majestad le exigía matar a su hermano, caso contrario, perdería las riquezas de su madre, quien cansada de ver a su esposo obsesionado con el poder decidió convertirse en periódico arábigo.

jueves, noviembre 5

Uno más uno

Chiclayo – Lima – Moquegua – Puno – La Paz – Cochabamba, destino: Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. No iba en moto, ni tampoco se llamaba “la poderosa” como la del Che Guevara. Pero, el asiento en el que iba, al lado de la ventana, me hizo ver que pasaba de costa a sierra, para terminar viendo montañas por más de cinco horas con un calor abrumador y tan sólo con un libro por acabar y una botella de agua mineral en la mano.

Tres días de viaje. Las últimas quince horas me llevaron desde La Paz hacia la ciudad de los “cambas”, así le llaman a los habitantes cruceños, que literalmente rompen el estereotipo que se tiene de este país altiplánico, pues, su cercanía con Argentina y Brasil los hacen tener un acento lunfardo y moverse al son de la música carioca.

Si me hubiesen preguntado ¿Qué esperaba encontrar cuando llegara? De seguro que mi respuesta ahora sería incorrecta. Que gente para tan amable y acogedora. Que clima para tan cambiante y sofocante. Que ciudad para tan agradable pero algo desordenada. Que lugares tan antiguos como modernos que embellecieron los trabajos que fuimos a realizar.

Fuimos 25 jóvenes seleccionados a participar del proyecto de cine Santa Cruz 100 x 100 en la ciudad homónima. Procedentes de Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Bolivia convivimos por más de una semana en cinco grupos distintos produciendo cada quien su cortometraje basado en la frase impuesta por la organización “Uno más uno, uno”.

Si muchas de las producciones que se realizan en cualquier parte del mundo necesitan un numeroso equipo humano y técnico a total disponibilidad y semanas tras semanas de trabajo constante. Éste fue el reto al que fuimos estudiantes de Comunicación y estudiantes de Cine de estos países: realizar la producción de un cortometraje de ficción desde el guión, el plan de producción, el rodaje en sí y el montaje final, solamente en 100 horas.

El trabajo fue duro de realizar, personalmente más duro teniendo el cargo de director, pues, en mi grupo al inicio solamente fuimos tres los integrantes: Emiliano Grieco, argentino; Adriana Orellana, boliviana y yo, peruano. También, Samuel Núñez del Arco, formó parte del grupo, un peruano que reside en Santa Cruz por más de 12 años, quien justamente tiene familia en Monsefú, ciudad donde vivo ahora. ¡Que pequeño es el mundo, verdad!

Sin embargo, como me dijo Erika Paniagua, una de las coordinadoras del festival, con quien bromeamos al final de todo pues conmigo nunca se enojó, “parece ser ésta la estrategia de los ganadores, trabajar bajo mayor presión y en número pequeño”. Sí que resultaron ciertas sus palabras. Mi grupo, el número cinco, que trabajó con el actor boliviano que ahora reside en Brasil, Fernando Arze, ganó el primer puesto del Proyecto Santa Cruz 100 x 100 con el cortometraje “La Vuelta”, que narra la historia de un “camba” cuya vida actual desordenada lo hace regresar a su ciudad natal con el fin de reencontrarse consigo mismo y ser feliz nuevamente. Se esperanza en su mejor amigo y su ex novia. Finalmente, regresa a Brasil a seguir con su ¿vida?

Esos días incansables e interminables los pasamos en el hotel trabajando o en el Museo de Arte Contemporáneo recibiendo asesorías sobre guión y dirección a cargo del español Xavi Sala, sobre producción a cargo de la argentina Raquel Claramonte y sobre producción de sonido y banda sonora a cargo del boliviano Oscar García.

Ahora, estoy con muchos recuerdos metidos en la campera y en mi memoria, con un trofeo y diplomas en casa y con un trabajo por llegar a mi universidad. Siguiendo en contacto por Facebook con todos los que estuvimos esos días en Santa Cruz, organizando trabajos en conjunto, comentando nuestras fotos y preguntándonos como vamos cada quien en su país y en su centro de estudios. También, planeando visitarnos pronto.

Así estamos quienes participamos de este proyecto en el marco del 9no Festival Internacional de Video en Santa Cruz – Bolivia: extasiados de recuerdos y con planes para el futuro, sintiendo que además de nuestros cortos, nosotros nos llevamos también la carga emocional del uno más uno, uno.

jueves, julio 23

X

Empecé contando los días de atrás para adelante. No fue la mejor idea, pero, aún sigo intentando recopilar los recuerdos del sábado y domingo que pasé a su lado. El lunes llegó y se fue de la misma manera que el miércoles, día de su onomástico. Ahora, estamos jueves y no me ha llamado aún, espero que en la noche pase a dejar los lápices con punta. De seguro que no traerá el azul ni el rojo, pues son los colores de su bandera natal.

Quiero recodar así: con los colores, olores y sabores que me transportan hacía lo que fue el lugar en el que nos conocimos. Hoy ya es tarde para pensar en reencontrarnos. Ella sigue pensando en los recuerdos del pasado, yo cambié los naipes para el futuro. Yo la quiero a ella, pero ella quiere mi pasado. No nos volveremos a ver, o sí, quizá sí, frente a ese cruce donde perdió por mi culpa la sortija de su madre. Pero de seguro ya tendremos nuevos rostros.

Vamos poniéndonos fuertes, y es que acaso el no estarlo, está mal: pregunté. Aún no me responde, entonces, lo dejamos para otro momento.

viernes, febrero 13

Henésimas II

1
He creído nuevamente en la palabra de alguien que me defraudó. Defraudó: quizá no sea el verbo exacto, pero, que importa. A las finales caigo en su verborrea que me hace creerle nuevamente. He dicho que jamás volveré a subirme a ese bus donde no pude cederle el asiento a una anciana simplemente por el hecho de sentir que ella es mucho más jóven que yo por dentro. He venido a parar con la mujer que no soñé jamás, pero también jamás fui tan feliz. Esto último se lo robo a Arjona. He pintado en una hamaca la diminuta expresión de dolor que me caló este último fin de semana. He jurado en vano por la mujer que dijo quererme desde que nací. He decidido quererla más de lo que hasta ahora. Sin embargo, esta decisión se columpia entre el deseo y el sinsabor de un abrazo que ya no tiene color y su olor no es el mismo de mi niñez.

2
He querido escribirle un millón de e-mails a un destinatario imposible de olvidar, pero cada vez que lo intentaba caía en el mismo asunto de hace algunos años atrás. He leído los posts pasados de quien dice ahora ser un extraño que no le teme a la muerte, pero dudo de su engendra actitud para desafiarme cuando estamos solos. Sé finalmente que goza cuando nos hacemos sufrir. He dicho que jamás volveré a decir jamás, pero es que su nombre insiste en recordármelo pues empieza en J. He querido ir de un lugar a otro para olvidar pero de pronto me llegaban mensajes mientras yo estaba como no conectado diciéndome lo mismo de hace dos meses atrás: los tiburones llegan a las cinco.

3
He criticado la posición de aquel personaje que me era previsible. Sin embargo, esa noción me ha ayudado a declararme un acérrimo creyente de lo que hablé entre vinos y cigarros con aquella amiga que no veo hace días, pareciera que ya no somos los mismos, pero ese día creímos en que los sueños se traslucen de esa hipocresía innata de algunos seres que les importa un bledo matar, revivir, enterrar y hasta devorar simplemente por conseguir un sueño.

4
He vuelto a recibir otro comentario por eso he vuelto a escribir, suponiendo que me lees, pero dudo y me da vueltas en la cabeza una retahíla de nombres que ya carecen de género, y se han convertido simplemente en recuerdos, la mayoría ingratos recuerdos. He decidido darme unas vacaciones en estas vacaciones que se han vuelto las más indescriptibles porque carecen también de género y compañía. He decidido borrar lo escrito una y otra vez pero mejor he decidido dejarlo ahí y dedicarlo a "He" porque así simplemente creeré que me ve y que no me ve a la vez.

sábado, enero 10

1

Las agujas del reloj ya han empezado avizorar buenos deseos. Sin embargo, ella aún no regresa. Los hermanos siguen ahí, pero papás han huído. Aquel dibujante del pasaje perdió sus óleos. La chica del costado, esa que vestía tan mal pero a la vez me agradaba, dicen, que se perdió con el otro chico, ese que vestía demasiado mal, eran perfectos, "serían felices" como decía hace algunos años un amigo. Mi mejor, bueno la más agradable de mis amigas, ha viajado, me escribe al antiguo correo, ese que según ella, será "mi único correo". Quien se sentaba al costado, ese que escuchaba canciones raras, según él: "son mis composiciones", ha regresado a vivir con M. A M la ví hace unos días, había olvidado lo linda que se veía cuando realizaba sus caminatas al mediodía frente al parque, ese, justo ese que puedo ver por el pequeño espacio que hace la cortina que me regaló la mamama.