viernes, febrero 13

Henésimas II

1
He creído nuevamente en la palabra de alguien que me defraudó. Defraudó: quizá no sea el verbo exacto, pero, que importa. A las finales caigo en su verborrea que me hace creerle nuevamente. He dicho que jamás volveré a subirme a ese bus donde no pude cederle el asiento a una anciana simplemente por el hecho de sentir que ella es mucho más jóven que yo por dentro. He venido a parar con la mujer que no soñé jamás, pero también jamás fui tan feliz. Esto último se lo robo a Arjona. He pintado en una hamaca la diminuta expresión de dolor que me caló este último fin de semana. He jurado en vano por la mujer que dijo quererme desde que nací. He decidido quererla más de lo que hasta ahora. Sin embargo, esta decisión se columpia entre el deseo y el sinsabor de un abrazo que ya no tiene color y su olor no es el mismo de mi niñez.

2
He querido escribirle un millón de e-mails a un destinatario imposible de olvidar, pero cada vez que lo intentaba caía en el mismo asunto de hace algunos años atrás. He leído los posts pasados de quien dice ahora ser un extraño que no le teme a la muerte, pero dudo de su engendra actitud para desafiarme cuando estamos solos. Sé finalmente que goza cuando nos hacemos sufrir. He dicho que jamás volveré a decir jamás, pero es que su nombre insiste en recordármelo pues empieza en J. He querido ir de un lugar a otro para olvidar pero de pronto me llegaban mensajes mientras yo estaba como no conectado diciéndome lo mismo de hace dos meses atrás: los tiburones llegan a las cinco.

3
He criticado la posición de aquel personaje que me era previsible. Sin embargo, esa noción me ha ayudado a declararme un acérrimo creyente de lo que hablé entre vinos y cigarros con aquella amiga que no veo hace días, pareciera que ya no somos los mismos, pero ese día creímos en que los sueños se traslucen de esa hipocresía innata de algunos seres que les importa un bledo matar, revivir, enterrar y hasta devorar simplemente por conseguir un sueño.

4
He vuelto a recibir otro comentario por eso he vuelto a escribir, suponiendo que me lees, pero dudo y me da vueltas en la cabeza una retahíla de nombres que ya carecen de género, y se han convertido simplemente en recuerdos, la mayoría ingratos recuerdos. He decidido darme unas vacaciones en estas vacaciones que se han vuelto las más indescriptibles porque carecen también de género y compañía. He decidido borrar lo escrito una y otra vez pero mejor he decidido dejarlo ahí y dedicarlo a "He" porque así simplemente creeré que me ve y que no me ve a la vez.