jueves, julio 23

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Empecé contando los días de atrás para adelante. No fue la mejor idea, pero, aún sigo intentando recopilar los recuerdos del sábado y domingo que pasé a su lado. El lunes llegó y se fue de la misma manera que el miércoles, día de su onomástico. Ahora, estamos jueves y no me ha llamado aún, espero que en la noche pase a dejar los lápices con punta. De seguro que no traerá el azul ni el rojo, pues son los colores de su bandera natal.

Quiero recodar así: con los colores, olores y sabores que me transportan hacía lo que fue el lugar en el que nos conocimos. Hoy ya es tarde para pensar en reencontrarnos. Ella sigue pensando en los recuerdos del pasado, yo cambié los naipes para el futuro. Yo la quiero a ella, pero ella quiere mi pasado. No nos volveremos a ver, o sí, quizá sí, frente a ese cruce donde perdió por mi culpa la sortija de su madre. Pero de seguro ya tendremos nuevos rostros.

Vamos poniéndonos fuertes, y es que acaso el no estarlo, está mal: pregunté. Aún no me responde, entonces, lo dejamos para otro momento.

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