lunes, febrero 26

5 segundos ante ÉL

Él pintaba, mi necesidad por saber de un lugar hizo que le interrumpiera, pero...
Era sólo aquel muro y él, no existía nadie más alrededor. El ruido, qué era eso para él?; esa era mi percepción de lo que veía entre este urbano pintor y su obra. Parecían envueltos en un mundo tan externo a la realidad que cada uno de nosotros percibimos.
El pincel, lo pasaba y lo volvía a pasar con tal sutilidad que ante mis burdas vistas parecía lo más excentrico que había visto yo alguna vez. Sus trazos que a mi descripción serían los más intensos que alguien podría realizar, en realidad de pintura sería el menos indicado en opinar, pero aquello que tenía ante mí, era tan fácil de describirlo: genial, único e inigualable.
Quizá no era la imagen, quizá haya sido eso lo menos importante para mí en ese momento, quizá no la recuerde en estos momentos, y quizá no la recuerde nunca. Pero lo inolvidable era él, que vestía de tal modo, que si me lo hubiese cruzado por la calle, lo primero que habría ello sería ignorarlo.
Ahora, que ya han pasado unos días de lo que ví, he tratado de pensar que nos lleva a nosotros, los humanos, a no prestar la debida atención, dedicación y paciencia a lo que hacemos. La diversidad en nuestra raza es sorprendente, estereotipos encontramos por doquier, he ahí la respuesta. Lo insinuo.
El movimiento de su mano al decirme sobre su realidad: era único, la movía de tal forma que hasta un ciego sería capaz de descifrar lo que decía. Pero yo, yo en aquel momento parecía haber perdido los sentidos. Entontecido agradecí su ayuda, que de nada me servía puesto que dirección de lo solicitado no había obtenido, pero la ayuda me había sido interna.
De echo que sí llegué al lugar, de echo que sí hice lo que tenía que hacer, de echo que ahora que escribí este post valoro más mis sentidos, pues ÉL, él era sordomudo.

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