viernes, enero 25

Esta manía de querer programar cada hora y de saber que iré “hacer luego” me anda carcomiendo este verano. En clases, la rutina hace de mi monótono semestre que caiga en las llamadas "horas de desestrezarme". Cigarros, y algún licor se vuelven inevitables ante los fines de semana. Ahora sigue igual. Pero sin clases.

La irremediable idea de verte y de llamarte por las noches hace que no te olvide. Estamos tan cerca. Pero a la vez tan lejos. Ahora justo andabas en el sendero de tu refugio, con tenues colores seguías vestida. Tu mirada sobria y con ganas de querer atraerme como si fueras un imán me hizo seguir mi ruta. Rebelde y con lágrimas de cocodrilo iba pensando que aún me veías. No retrocedí como aquellos días del estío pasado. Ahora cambié. Mis fotos ya no trasmiten la misma alegría. Mis manos ya no te quieren sentir. Estas letras ya no te pertenecen. Pero mi mente. Mi corazón, más, no te pueden olvidar.

Difícil se hizo este día, y los demás también. Absorto estuve. Quiero entrar por esa ventana empolvada que me llevará hacia tu mesita de noche. Con la luz apagada desenvolverte. Verte reír. Jugar. Mimarnos. Dejar que el alba que trae consigo el ardiente calor del día nos acompañe. Sabina seguirá rondando nuestro ambiente. Tú, mi Chabela, disfrazada con tersos algodones me dirás que sigue.

3 comentarios:

Jen dijo...

a mí también me gusta ensayo sobre la ceguera... gracias por pasar por mi blog

LuLLy, reflexiones al desnudo dijo...

Desde mi blog: Reflexiones al desnudo
Es una delicia añorar y desear porque cuando el encuentro llega es todo un deleite.
Besitos para acariciar tu alma!

cOnhumOdEmEntE dijo...

Jen: Que buenas coincidencias. Gracias mutuas.

Lully: Más delicioso, fue leer tu post y recordar el mío. Nos leemos.